
No es novedad que el comercio exterior mexicano y la logística deban enfrentar una serie de retos ante las diversas olas de cambio que invaden constantemente el quehacer de los actores que intervienen en la cadena de suministro. En especial, las tendencias que parecen marcar el rumbo a nivel mundial de la industria, no están aterrizando en México de la misma forma ni con la misma intensidad que en otros polos.
La posición estratégica del país está siendo desaprovechada por no contar con los suficientes elementos que le permitan explotar su potencial como hub logístico. En la actualidad, México ocupa una posición sumamente importante a nivel internacional con respecto a su actividad comercial dentro de sus terminales logística.
Primeramente, es necesario destacar que se cuentan con 12 tratados de libre comercio con 46 países principales, así como 76 aeropuertos, una red carretera de más de 175 mil kilómetros y 117 puertos y terminales marítimas. De esta manera, los movimientos de importación, exportación, así como representar un punto de contacto temporal para mover mercancías hacia Norteamérica y América Latina, se convierten en piezas fundamentales que posibilitan entender la importancia de México como plataforma logística de enorme calibre.
Lo anterior se destaca porque es uno de los aspectos que ha atraído a múltiples empresas extranjeras a invertir a nivel nacional, pues la cercanía geográfica con Estados Unidos (EE. UU.), y la dinámica comercial que mantienen, convierten a México en un punto de contacto atractivo. Esto impulsa que las empresas extranjeras se conviertan en un detonador de las exportaciones y coadyuven al Producto Interno Bruto (PIB), permitiendo que México ocupe el lugar 12 a nivel mundial.
Ahora bien, aunque existan puntos favorables que permitan destacar al país como un centro logístico de nivel mundial, sus aspectos fuertes podrían verse aún más favorecidos, pero la industria nacional enfrenta impedimentos relativos a la infraestructura y tecnología. El mayor ejemplo es la lejanía que existe con el Nearshoring. El hecho de acortar las cadenas de suministro supone un reto fundamental para el transporte, terminales, aeropuertos, carreteras, etc.
El principal impedimento para entrar de lleno a competir en los circuitos cortos de distribución se debe a los altos niveles de inseguridad y cierta falta de mantenimiento en las ciudades para transitar, pues el nearshoring se apoya principalmente del transporte terrestre y los centros de distribución localizados en las grandes urbes. El tráfico, inseguridad y accidentes viales más frecuentes impiden que las cadenas se acorten lo suficiente para hacer rentable la logística de corta distancia.
Estamos frente a una crisis de infraestructura debido a que no existe suficiente solidez que permita aprovechar todas las ventajas competitivas que alberga el país. En este sentido, necesitamos resolver los desafíos que obstaculizan el pleno crecimiento y desenvolvimiento en las áreas de oportunidad que están al alcance nacional, apostando por industrias de alto rendimiento para las importaciones y exportaciones.
Aunque el fenómeno nearshoring tenga poco de llegar a México y popularizarse, es momento de apostar por un crecimiento respecto a esta tendencia, pues sus resultados podrán verse reflejados en el mediano plazo, demostrando que habrá resultados millonarios para el país si se focalizan los esfuerzos en los sectores estratégicos y específicos.
Estudió la carrera de Relaciones Internacionales por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, con inclinación hacia el ámbito profesional de comercio exterior y logística, con un amplio interés en las ramas de agenciamiento de carga, innovación y tendencias en el comercio.