La demanda productos y servicios ha tenido severas variaciones, destacando como principal tendencia la satisfacción al cliente, y teniendo como preocupación central el concepto del fulfillment como base para todas las empresas de logística dedicadas a la última milla. Este último concepto se acuñó de acuerdo con las exigencias de los clientes y la necesidad de crear formas de innovar la manera en que se realizaba el proceso de entrega.
Así, la logística urbana se ha posicionado como una de las mayores fuentes de rentabilidad para la industria, creando cadenas de valor agregadas que son de suma importancia para el crecimiento de la economía. A partir de esto, surgen los microhubs y centros logísticos, que se construyen entorno a la focalización de las empresas hacia el cliente.
Un microhub logístico es un centro estratégicamente geolocalizado, en donde arriban mercancías destinadas para la entrega en un punto final cercano. Es decir, se coloca un centro de distribución próximo a las zonas donde habrá mayor concentración de entregas, lo cual permite cambiar con facilidad el tipo de vehículos utilizados de manera tradicional por transportes más ligeros y que requieran menor uso de combustible, como motocicletas eléctricas o bicicletas.
Así, se estima un crecimiento de casi el 80% para 2030 de la demanda de entrega de última milla, para lo cual deben crearse formas de satisfacer los canales de delivery sin comprometer la rapidez, eficiencia y costos bajos. Esto se encuentra concentrado principalmente en las metrópolis del mundo, claro ejemplo, la Ciudad de México. Los microhubs son centros pequeños de no más de 300 o 400 metros cuadrados de extensión, motivo que permite que existan varios en diversos puntos de las ciudades que diversifiquen los medios de entrega.
Ahora bien, la última milla supone un desafío muy importante, el cual se centra en un breve análisis que tiene su origen en el periodo de mayor auge de la pandemia. El confinamiento hizo posible que transitar en las urbes fuera más sencillo que nunca, pues no existían los congestionamientos viales, la calidad del aire incluso era mejor para quienes dedicaban jornadas largas a repartir productos y el combustible alcanzó precios muy bajos, lo cual hacia rentable a la industria.
Sin embargo, no existió la suficiente planeación para vislumbrar que poco a poco se reanudarían las actividades a su curso normal y los tiempos de entrega y costos aumentarían, impactando en la rentabilidad que supone a largo plazo. Para resolver el problema de la regresión al tránsito, los microhubs representan una solución en expansión a la que es cada vez más fácil de adaptarse.
Adicional a esto, contar con un microhub en mayor cantidad de localidades posibilita que el cliente final tenga un canal de contacto más rápido e inmediato al momento de realizar alguna devolución, mismas que han incrementado. Deben generarse modelos fuera de los tradicionales para la logística de última milla, adecuándose a los procesos y entendiendo que las necesidades están en constante cambio.
Ahora en México se aproxima el Buen fin 2022, una época de consumo elevada en el país, a la cual tendrá que hacerse uso de la mayor cantidad de herramientas para dar cumplimiento a los volúmenes de demanda. Por ello, es imperante apostar por los microhubs, pues resultarán ser una tendencia logística hacia 2023 y la manera más eficaz de evitar rezagos y logística con retrasos.
Estudió la carrera de Relaciones Internacionales por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, con inclinación hacia el ámbito profesional de comercio exterior y logística, con un amplio interés en las ramas de agenciamiento de carga, innovación y tendencias en el comercio.