¿Cómo funciona la detección de drogas en las aduanas?

¿Cómo funciona la detección de drogas en las aduanas?

Desde hace varias décadas América Latina se ha caracterizado por ser una región donde predomina la presencia de los grupos de narcotráfico más grandes a nivel mundial. Esto sin duda es un problema que tiene repercusiones en múltiples esferas como la económica, por ejemplo. Aunque es una actividad ilegal, la logística implicada para poder producir, distribuir y comercializar narcóticos es un fenómeno muy interesante, pues detrás de ella existen métodos y tecnologías implicadas que, a su vez, complican el quehacer de las autoridades encargadas de prevenir este delito.

Al tiempo que se implementan mejoras por parte de las aduanas y puntos de contacto para transportar drogas, también los narcotraficantes buscan maneras de eludir las inspecciones y evitar que les decomisen su mercancía. Esto se realiza explorando rutas alternativas, formas de embalar, empacar y ocultar mucho más efectivas, etc. Dentro de las aduanas existe un nivel importante de mercancía detectada con respecto al total incautado anualmente, lo cual significa que un canal donde hay una alta probabilidad de ser detenido, se sigue utilizando como una ruta.

El SAT a través del Manual de Operación Aduanera establece un proceso y los lineamientos específicos a seguir para la detección de droga durante el despacho aduanero de pasajeros en el aeropuerto:

El Oficial de Comercio Exterior (OCE) debe informar las irregularidades solicitando al pasajero sospechoso su pasaporte y pasaje de abordar para entregar al Jefe de Sala, quien se encarga de llevar al pasajero junto con su equipaje a un cuarto de inspección e informa al subadministrador de salas y este notifica al administrador. Después, se le solicita a la Videovigilancia del SAT (VISAT) un monitoreo del cuarto de inspección, en caso de detectar anomalías se avisa a la Fiscalía General de la República y acuden al cuarto de inspección con la finalidad de dar fe del acto.

Cuando la Fiscalía confirma, se emite un aviso a la subadministración de vigilancia y control, esta última también acude al cuarto de inspección con personal armado para efectos de resguardar al personal. El subadministrador de salas informa a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), encargada de realizar el traslado del pasajero desde el cuarto de inspección para que el Jefe de Sala determine el tipo de narcótico con equipo especializado; con ayuda del OCE realiza el conteo de la mercancía en presencia de la Fiscalía, la SEIDO y monitoreo de la VISAT.

Finalmente, se respalda todo con fotografías que permitirán elaborar un reporte informativo para la realización de la denuncia e indicios con apoyo del Área Legal junto con la cadena de custodias de la Fiscalía. Cuando se tiene lo anterior se traslada al pasajero al Ministerio Público Federal en compañía de Vigilancia la SEIDO.

El procedimiento requiere de una coordinación efectiva entre las distintas áreas que se involucran aquí, así como contar con todo el equipo necesario para que las inspecciones sean rápidas y confiables. No obstante, quienes deciden utilizar las aduanas como un canal para transportar narcóticos, han desarrollados múltiples maneras para pasar desapercibidos, aun cuando se enfrentan a tecnología muy especializada. Esto se convierte en una situación cada vez más difícil de controlar, pues se tiene estimado que un 87% de la cocaína consumida en Estados Unidos (EE. UU.) llega a través de las rutas mexicanas.

Aunque la incautación de droga ha ido aumentando progresivamente, la cantidad que logra cruzar las fronteras se sigue superando. Precisamente este tema fue uno de los argumentos centrales cuando se decidió militarizar las aduanas, pues se pensaba que constituiría un tejido más solido que permitiría tener mayor control sobre grupos criminales, pero no ha logrado disminuir la actividad del crimen organizado a los niveles que se planteaban, sobre todo porque los tejidos de dichas organizaciones están muy presentes en las fronteras y continúan teniendo dominio sobre ellas a pesar de las medidas que se han tomado.

Si bien, EE. UU. apuntala a México como el principal responsable de la entrada de drogas a su país, existen muchos otros orígenes desde los cuales provienen grandes cantidades de sustancias diversas, por ejemplo, Manzanillo es el principal puerto que funciona como puente comercial con el mercado asiático, pues se mueven poco más de 30 millones de toneladas de mercancías mensualmente, dando oportunidad a que se filtren narcóticos dentro de los buques, contenedores y dentro de las propias mercancías.

Es evidente que existe un problema que no puede erradicarse en el corto plazo y que seguirá afectando al país. Por ello es necesario involucrar aún más la participación de mecanismos de control logístico en las aduanas y demás puntos de transborde con el objetivo de incrementar la eficacia con la que se realizan los procesos de detección e inspección de drogas.

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