El término Biocomercio nació en 1996 en la VI Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, sin embargo, fue hasta hace apenas unos años que el término comenzó a posicionarse como una tendencia que modifica la manera de intercambiar bienes y servicios. El Biocomercio hace alusión al conjunto de actividades enfocadas a recolectar, procesar, producir y comercializar bienes y servicios provenientes de la biodiversidad nativa, con el objetivo de crear beneficios económicos y equitativos a los actores que intervienen en las cadenas de valor generadas.
Actualmente los principios del Biocomercio se están implementando en poco más de 60 países alrededor del mundo, entre ellos, países de América Latina como Colombia o Perú, por ejemplo, donde se han adoptado estrategias que permitan asimilar al Biocomercio como parte de sus objetivos de desarrollo sostenible. No obstante, deben entenderse cuáles son sus implicaciones, ventajas, impactos, etc., pues no solo significa contar con un escenario en el que existan condiciones idóneas con respecto al medio ambiente, sino que el propio contexto y comportamiento de la actividad económica obliga a plantear limitantes cuando se trata de mantener una relación más armoniosa entre medio ambiente y la industria del comercio mundial.
El objetivo central del Biocomercio es incentivar las prácticas comerciales que involucren la inversión en diversidad biológica y que se constituya como un pilar para lograr el desarrollo sostenible de quienes adapten los criterios. En este sentido, es innegable que no todos los países tienen las estructuras y condiciones idóneas para formar parte de esta estrategia que intenta ser de carácter mundial. Si bien a todos les compete implementar acciones que coadyuven a la protección medioambiental al mismo tiempo que el ritmo de la actividad económica sigue su curso, es una realidad que las inherentes características históricas, políticas y económicas impiden que esto sea posible de igual forma en todos los lugares.
Aunque los intentos por crear situaciones que potencialicen la presencia del Biocomercio son múltiples, hay algunos países que tienen ventajas considerables sobre otros. Esto resulta ser una gran contradicción, ya que los países hacia los que se enfocan los objetivos del Biocomercio, son aquellos que menos pueden adentrarse en sus condicionantes, por lo que se originan ciertas condiciones que le otorgan aún mayores ventajas a países con niveles de renta altos provenientes por las actividades de su industria comercial.
En términos de importaciones y exportaciones, continuarán siendo los países dominantes quienes utilicen al Biocomercio como herramienta para seguir creciendo, el aspecto preocupante es que puedan hacer uso de la biodiversidad de países excluidos para impulsar dicho crecimiento. Por ello es un tema tan relevante en estos momentos, debido a que el actual escenario del comercio mundial está provocando situaciones que orillan a los países a involucrase dentro de tendencias en pro del medio ambiente sin tomar en cuenta realmente los propósitos reales de las mismas.
Al Biocomercio se le añade una interrogante más, la logística inteligente que, conjuntamente desarrollan elementos que están en constante auge. Sin embargo, pueden contraponerse puesto que el primer concepto hace alusión a la relación que guardan las actividades comerciales con el medio ambiente, mientras que el segundo tiende a apuntalar a los niveles de optimización logística y comercial como producto de las herramientas tecnológicas.
Es importante preguntarse por qué el Biocomercio y la logística inteligente se encuentran vinculados, al menos con la finalidad que persigue este artículo, y es que siendo dos aspectos que pueden parecer sumamente distantes, son también complementarios para efectos de la situación actual que está enfrentando el mundo. Aspectos como la inteligencia artificial, el Big Data, el Internet de las Cosas, etc., pueden ser muy útiles cuando se aborde el Biocomercio, pues el uso de estos recursos para hacer efectivos los propósitos del Biocomercio resultarán muy benéficos, ya que significará dotar a las prácticas logísticas inteligentes, de un tinte más incluyente con respecto países rezagados en materia comercial y logística.
¿Cómo funcionará esto? Por ejemplo, llevar nuevas tecnologías logísticas a comunidades que sostienen el Biocomercio permitiría incrementar el valor de las cadenas productivas en pro de las mismas comunidades. Para esto, la UNCTAD deberá crear foros alternos que incluyan este tema en las discusiones y así incluir la participación de nuevos actores que aporten al fortalecimiento del Biocomercio a nivel local, regional e internacional.
El camino tanto para el Biocomercio como para la logística inteligente aún es largo, y más aún la forma en que ambos pueden coexistir en beneficio de las comunidades, el sector privado y el medio ambiente. El hecho de que existan dependencias y organismos que discutan estas situaciones como alternativas a seguir creciendo ya es un aspecto positivo y un avance hacia lo que se busca concretar en los próximos años.
Estudió la carrera de Relaciones Internacionales por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, con inclinación hacia el ámbito profesional de comercio exterior y logística, con un amplio interés en las ramas de agenciamiento de carga, innovación y tendencias en el comercio.