
La brecha que se ha generado entre las importaciones y exportaciones de México con relación a Estados Unidos ha ido ampliándose desde 2014, de tal modo que para 2019, las exportaciones de México habían crecido alrededor de 7% y, por su parte, las importaciones lo habían hecho en un 2.4%. Así pues, actualmente con la nueva normalidad, entre otros factores, traerán consigo que dicho desbalance siga extendiéndose.
Por ejemplo, en el caso de Monterrey, los tránsitos al norte y sur tienen una relación de 6 hacia el norte versus 1 hacia el sur, lo que indiscutiblemente alarma a muchos. Ante esta situación, la intermodalidad puede ser una opción viable para enfrentar este problema, puesto que plantean que el desbalance debe ser estudiado con base en el nuevo escenario que se está presentado por la pandemia, ya que esta nueva normalidad impulsará el nearshoring así como el T-MEC, lo que provocará al mismo tiempo, que la región de Norteamérica sea más atractiva y, por ende, México pueda verse beneficiado.
La conjunción de estos elementos provocará también que numerosos sectores se vean favorecidos, entre ellos la industria automotriz, aeroespacial y de maquinaria y equipo; así como los que, debido a la pandemia, tuvieron su auge dentro del comercio, como lo son los sectores relacionados a la salud y la economía digital. De igual forma, los grupos dedicados a la logística y transporte también podrían verse impactados de manera positiva, ya que estos dos últimos participan activamente en los sectores ya mencionados.
No obstante, cabe mencionar que, a pesar del impulso al nearshoring y a las reglas del T–MEC, otra característica por considerar es el crecimiento a diferentes velocidades de Estados Unidos y México. Por esta razón, es fundamental que las cadenas de suministro sean más flexibles; es decir, que optimicen costos, capacidad y servicio. Por ende, la intermodalidad, el autotransporte y los servicios logísticos son pieza clave para afrontar la nueva coyuntura.
